"Esta es la crónica de como San Timoteo del Besós recibió la revelación divina, abandonando sú vida pecaminosa y como a partír de aquél momento se dedicó en cuerpo y alma a redimír a todo aquél que escuchaba sú palabra" . Yo, el discipulo escriba.



viernes, 30 de julio de 2010

DESOLACIÓN


Vázquez y el doctor Madero estaban reunidos en el pequeño despacho que él último tenia en el pabellón.
 - Alejandro, invitame a un poco de ese "jarabe" que guardas para las visitas, anda, generoso.
Madero abrió un cajón de uno de los archivadores metálicos donde guardaba los expedientes y la documentación, estiró el brazo para llegár al fondo, y extrajo una botella llena de un liquido ambarino, sin etiquetas, sacó un pár de vasos de plástico de otro cajón del escritorio y los llenó hasta la mitád.
- Este orújo de hierbas es una mariconada, Alejandro, prefiero el genuino, tiene más empaque que este aguachirri.
- Manolo, no me toques las narices. Ya sabes que aquí dentro están prohíbidas las bebidas alcohólicas, y aún más los licores. Al menos con el orujo de hierbas tengo la excusa de que lo uso para fínes medicinales y autoconsumo. Cuando salgas a la calle, por mí como si la "pillas" de escocés de malta reserva doce años. Anda, bebe tránquilo, desagradecido.
Los dós hombres bebieron el licór de sús vasos. Manolo de un solo trago, y Alejandro Madero de tragos breves, paladeando el licór casero.
- ¿Sabes qué Alejandro?, aún le pillaré el "bouquet" a este brebaje aguado, cada véz que lo pruebo, me parece menos malo.
Eso era lo más parecido a un elógio que se podia esperár de los labios de Vázquez.
Madero miró un momento silenciosamente por encima de las gafas de leér a Vázquez.
- Me gustaria que me dieses tú opinión sobre el estado y el compórtamiento del chico nuevo, Manolo, lo puse en tú habitación y a tú cuidado porqué és un caso delicado, y porqué tú eres la persona más sensata que está ingresada aquí. Pensé que tú compañia poda sér de ayuda para él, un revulsivo al estado de ensimismamiento que tiene. Ya te comenté el diágnostico que le hice al ingresár.
- Ese chavál está roto por dentro Alejandro, allí en Móstar sucedió algo más que no sabemos, y  qué el no  explíca.  He visto el cuadro de reacción de otros soldados sometidos a fuego enémigo con bajas a sú alrededór, y es algo que en pocos dias desaparece.Tampoco una depresión habituál provoca ese estado de idiotéz y postración

Vázquez silenció el intento de suicidio del que habia sido testígo. Habia registrado las pertenencias de Timoteo cuando este dormia el sueño que los sedantes le provocaban. Salvo la pistóla y el cargadór vacio, no habia encontrádo nada más. Timoteo le habia dicho la verdád cuando negó disponér de más municiones aparte de las que Vázquez habia hecho desaparecér a través del inodoro.

- Manolo, ¿sabes que lo han propuesto para una condecoración y que seguramente se la concederán ?.       " Comportamiento ejémplár bajo fuego enémigo", es lo que dice la solicitúd de sús mandos. Están esperando a que se recupere para realizár la entrega oficiál.
- El ejército necesíta héroes y ahora son prácicamentes inexistentes, Alejandro, ese chico reálmente tiene cojones, ó al ménos los tenia. Ahora no sé si le quedarán. Está como alelado todo el dia, no pone ningún interés en lo que le rodea. ¿ Le estás dando algún tratamiento con "algo" fuerte ?.
- No, salvo ansioliticos suaves y los sedantes para conseguír que duerma relajado. Las pesadillas que sufrió la primera noche sin sedántes trás la primera operación para remendarle el balazo fueron atróces, los gritos que proferia despertaron a todos los internos del pabellón de traumatología.
- ¡¡ Pués está casi catátonico !!, solo le falta babeár.
- Manolo, te agradeceria que me echases un mano cón él. Tiene veinte y pocos años y todo un futúro por delante. Y a tí álguien también te ayudó en un momento comprometido para tí. Seria una manera de compensár tu Karma, como dicen los budistas.
- Lo haré Alejandro, pero será por el respeto que te tengo a tí, y agradecér la delicadeza que tienes commigo y mi "problemilla".
- Más que un "problemilla", era una posible sentencia entre cinco y diéz años de prisión. No se te ocurrió nada mejór que propínarle una paliza sevéra a aquél desgraciado. Algún dia tendrás que explicarme como lo hiciste, no le causaste ni una sola fráctura, ni una sola lesión permanente, peró necesitó sedación durante casi una semana para nó sentír dolóres atroces, lo hiciste técnicamente impecable. Yo también siento respeto y afécto por tí, tú no eres un criminál ni un malvádo, debajo de ese caparazón de callo acumulado que tienes por piél, hay un hombre honrado, anda Manolo, vamos a echár otro trago y a dejár de decír chorradas.

Algo más tarde, Vázquez entró en la habitación que compartia con Timotéo. El muchacho estaba sentado en una silla frente a la ventana. Aparentaba mirár absorto algo en el exteriór, pero realmente sú mente flotaba lejos de él, en un punto perdido, fuera de la realidád.

Vázquez se interpuso entre el chico y la ventana, y agitó una mano delante de sús ojos.

- ¿ Vás a seguír "colgado" en lás altúras, o te dignarás volvér al mundo reál de una puñetera véz.
- Dejéme en páz, viejo idióta.
- ¿ Viejo idiota, yo ?. Niño, ¿acaso creés que eres el único que ha sufrido algúna véz?. Aquí mismo hay gente que lo ha pasado y lo pasará peór que tú. ¿ Quieres que vayamos hasta otra planta y veámos algún caso terminál ?. Madero nos acompañará con mucho gusto para que seas testigo de lo que realmente és el sufrimiento.

Timoteo contemplaba la expresión sarcástica en el rostro de Vázquez.
- Ustéd no tiene ni idea de donde he regresado. Me siento perdído, me han robado para siempre lo que más amaba.

Se hizo un silencio que duró varios minutos. Timoteo seguia mirando más allá de la ventana abierta, pero esta véz, su expresión denotaba atención., estaba presente de cuerpo y alma.
- Chico, ¿ te gusta la lectura ?.
- Creo que sí, en los cuarteles de Ronda, me aficioné a pedír libros prestados en la bibliotéca. Aquello era una ciudád pequeña, algo aburrida y me cansé de arruinarme salíendo de bares todas las tardes. Pero cuando nos destacaron a Yugoslavia, no tenia demasiado tiempo libre para hacerlo.
- Pués aquí, salvo descansár y leér, no tienes gran cosa mejór que hacér.

Vázquez abrió su armario y hurgó en el estante superiór. Sacó un pequeño ejémplár de libro de bolsillo y se lo entregó a Timoteo.
- ¿ Quieres sabér lo que es verdaderamente un viáje al horrór ?. Pués leéte esto.
Timoteo echó un vistazo a la tapa. El titúlo era  "El Corazón de las Tinieblas", de Joseph Conrad.
- Se publicó en 1.902, chico. Pero como podrás leér, si es que decides hacerlo, es un tema intemporál. Tú no has descubierto el infiérno. Ya exístia antes de que nacieses, y seguirá aquí cuando mueras. Anímate, tiene poca extensión, casi es un cuento algo lárgo. Y es una delícia de la literatura.

Timoteo sopesó el librito. Era una edición barata, de las que se venden a bajo coste con las ediciones de los periódicos dominicáles.

-Está bién Manolo, lo haré. Muchas gracias.
- Pués hazlo con atención, cuando lo termínes, te haré un "exámen" de literatura. Por cierto, dentro de un rato montarémos unas manos de póker en la habitación de Fermín, ¿ qué tál se te dán las cartas ?.

( continuará )

2 comentarios:

  1. Gracias Rode por tu precioso comentario. Claro que no doy por perdido el partido...¡eso quisiera el intruso q habita en mi cuerpo sin mi permiso!. La voy a pelear y con fuezas. Gracias por pasarte por casa, q es la tuya. Un fuerte abrazo Uru.

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  2. Guau, que escena, acabada con una invitación a la oscuridad más tenebrosa y placentera, entre una oscuridad de alcohol y humo (es me viene a la cabeza en el despacho) y después en una habitación pequeña y con una ventana que no ilumina, "lejos de la felicidad". A ver si me pongo al día, que voy perdido yo también. Espero que el verano haya ido muy bien. Un saludo :)

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