"Esta es la crónica de como San Timoteo del Besós recibió la revelación divina, abandonando sú vida pecaminosa y como a partír de aquél momento se dedicó en cuerpo y alma a redimír a todo aquél que escuchaba sú palabra" . Yo, el discipulo escriba.



martes, 6 de julio de 2010

PABELLON PSIQUIATRICO





 El capitán médico Alejandro Madero salió a media tarde de sú oficina en el pabellón psiquiatrico del hospitál militár Goméz Ulla de Madríd. Se dirigió a una de las habitaciones situadas en el mismo pabellón. Al entrár en ella se la encontró vacia.
- ¿ Donde cojones se habrá metido Vázquez?.

Frustrado, volvió al pasillo. Escuchó un murmullo que delataba una conversación alegre en una de las habitaciones al fondo del pabellón.
Al entrár en aquella habitación, el espectaculo que contempló, aunque previsible, no dejó de irritarle un poco.
Cuatro internos estaban sentados alrededór de una mesilla que habian situado en el centro de la habitación. Naipes y fichas ocupaban la mesa, al parecér estaba en marcha una partída de póker, en el momento de sú máximo apógeo. Otros cuatro internos más seguian la evolución de la mano alrededór de la mesa. Ninguno de ellos reparó en la entrada dél médico en la habitación. El vozarrón de Madero les sacó de su ensimismamiento en la partida.

- ¿ Han llamado los caballeros al servicio de habitaciónes?, ¿ necesitan acaso unas copas para amenizár el entretenimiento ?, ¿ o prefieren que les sea servida la merienda para redondeár el evento ?.
Durante unos segundos, se hizo un silencio espeso en la habitación.
Entre los jugadores sentados a la mesa, habia un hombre maduro que aparentaba rondár los cuarenta años de edád, algo más jóven que el capitán Madero. Vestia un chándal deportivo con los distintivos de la Guardia Civíl. Era de mediana altúra, con un físico fibroso y fuerte, pelo negro algo corto veteado por algúnas canas. Tenia la téz moréna, rasgos finos y atráctivos, y un bigote frondoso y cuidado también con algúna cana, daba un toque enérgico a sú rostro. Era el sargento primero Manuél Vázquez.
- Manolo, tengo que hablár en privado contigo, acompañame al pasillo

- No se enfade con nosotros, mi capitán. Sencillamente combatiamos el aburrimiento echando unas manos.
- Manolo, yo diria que estás desplumando a esa pandilla de ingenuos, ¿ desde cuando para matár el aburrimiento se juega con fichas de colores ?. Mira Manolo, vengo a hablár contigo porque tú eres el miembro de más edád y con más graduación de todos los internos del pabellón. Y como todos sabemos por aquí, sú lider naturál. Esta tarde voy a trasladár a este pabellón a un muchacho que han dado de alta en traumatologia, pero que tiene serios próblemas de ánimo. No es el caso de vosotros, los nueve que estaís ingresados aquí, sois una pandilla de enchufados, escaqueados del servicio activo, cuentistas, inmaduros y cantamañanas diversos que habeis encontrado una zona de sombra en el reglamento de sanidád militár que os permite tomaros unas vacaciones en lo más parecido a un hotél balneario que exíste dentro de la Fuerzas Armadas Españolas.  Quiero que te hagas responsable personalmente de su bienéstár y tranquilidád mientras dure su ingreso aquí. Ese chico las ha pasado putas en Bosnia, y tengo que diagnosticarle, tratarle, y recuperarlo a la cordura, ¿ me has entendido ?.
-Perfectamente, mi oficiál. No debe preocuparse, haré todo lo posible para que el muchacho se sienta como en casa.
- Manolo, con ese bigote no podrias pasár por su mádre, una mujér atractiva por cierto. Me conformo con que no le gasteís ningúna broma pesada de las vuestras y pueda tenér tranquilidád. Volveré con él dentro de un rato, cuando arregle el papeleo con los de traumatologia.

Tres cuartos de hora más tarde, Timoteo se dirigia al pabellón psiquiatrico cargando el petate y una bolsa de deportes, acompañado de Madero. A través de la puerta ligeramente abierta del pabellón, Vázquez observó como se acercaban. Se giró hacia el pasillo interiór, donde aguardaban el resto de lo internos diciendo :
- Ya están aquí, venga, preparemos el "espectaculo".

Cuando Madero empujó las puertas del pabellón acompañado de Timoteo, un extraño y estrafalario espectáculo se ofreció a los ojos de los dós. Al grito de : "venga chicos, ¡¡ más fuerte !!, que ya se mueve, ya es nuestra", los internos, todos a una,  empujaban con todas sús fuerzas una de las paredes. Timoteo abrió desmesuradamente los ojos al contemplár aquello, exclamando :
- ¡¡ Madre mia, esto es un manicomio de verdád !!.
El enfadado y cortante vozarrón del capitán Madero paralizó la escena :
-¡¡ Vázqueeeeezzzz !!.


( continuará )


2 comentarios:

  1. Veo que Vázquez es una especie de Patch Adams de los Cuerpos de Seguridad del Estado :)

    Un bico

    ResponderEliminar
  2. Este pajaro tiene una historia oculta, yá verás.
    Un beso.

    ResponderEliminar